
Querida Marifé:
"Hay que celebrar que existimos

Marifé bajo las nubes de Calder: pasó dos veces por ese mágico lugar, la segunda vez con la barrigota de Gustavo Andrés (Diseño por IA obra de @pedrotorrealbaii en Instagram
Marifé bajo las nubes de Calder: pasó dos veces por ese mágico lugar, la segunda vez con la barrigota de Gustavo Andrés (Diseño por IA obra de @pedrotorrealbaii en Instagram
y que además nos encontramos"
Para quien se tome la molestia de sacar la cuenta, 20 años son un montonal de cosas: 631152000 segundos, 10519200 minutos, 7305 días, 1043 semanas y 240 meses. Pero todos estos números jamás pondrán en perspectiva las proporciones del cráter afectivo, humano y familiar del meteorito que significo la muerte prematura de María Fernanda Ramallo Melián (10 de abril de 1964 - 3 de noviembre de 2003).
Eran las 2.10 de la tarde de ese lunes de mierda. Yo estaba con #Tata (Sonia Melián de Ramallo, su madre) en el Urológico de San Román y con solo ver a su médico Álvaro Gómez caminar cabizbajo por el pasillo, supe que la Nena no la había librado. Me cayó literalmente un piano de cola en la cabeza.
Caraqueñísima, nacida en la Maternidad Concepción Palacios de la parroquia San Juan, Marifé no sólo fue mi esposa y la madre de mis hijos Gabriel Armando y Gustavo Andrés. Primero fuimos amigos en la UCV, nos dijimos esas duras verdades existenciales, nos sinceramos y terminamos en el altar de la Parroquia Universitaria el 6 de enero de 1990.
Estuvimos juntos 13 años, que si le anexamos el tiempo de noviazgo ucevista casi suman casi 20 de encuentros y desencuentros.
Me niego a recordar a la Nena en la tristeza, en el lamento, porque ella detestaba las actitudes plañideras. Con la franqueza que la caracterizó, un grupo de familiares y amigos nos dimos a la tarea de recordarla bonito, haciéndole honor a una de sus máximas personales: "para compartir afectos, hay que compartir principios. No hay otra manera".
En esta página, cual pieza coral con solistas alternados, vamos a conocer diversas aristas de la vida humana y profesional de quien tanto hizo por tanta gente y que en lo personal sentó las bases de lo que soy hoy día (vivo en Chile desde 2016 y es inevitable que se me peguen algunos modismos, poh)
Con vinotinto, y la alegría de una goleada 3 a 0 que le metimos a Chile, alzo mi copa a tu salud, #Micorazón.
Fernando Peñalver Delgado, Santiago de Chile.



Candelaria y Almery Ramallo
20 años de tu partida, querida prima. Cómo pasa el tiempo, muy rápido. Fuiste una mujer muy valiente, luchadora, responsable, fiel a tu profesión, comprometida con tu trabajo, tus padres y tus hijos: Gabriel y Gustavo.
Cómo sabes, ellos están bien. Los golpes duros en la vida nos enseñan a caminar y resolver rápido.

Hiciste una excelente labor, junto con tía Sonia y estoy segura que desde el cielo los bendicen siempre y les envían señales de alarma cuando hay algún peligro.
Tu vida no fue fácil, pero siempre, quién lo diría tan pequeña, fuiste una triunfadora, por ello nuestra admiración y respeto por ti.
Descansa en paz, querida Marifé, algún día nos volveremos a encontrar.
Clara Elina Peñalver
Maravilloso el día que llegaste a nuestras vidas.
Alegría a granel, nos transmitías con esa gran sonrisa
Recuerdo y atesoro cada momento compartido.
Inteligente, intuitiva y con un carisma sin igual.
Feliz de poder seguir compartiendo contigo a través de tus adorados hijos.
Eres y serás por siempre, nuestra Marifé

Juan Ruiz Correa #Upata

A Marifé, la Dulce Amiga de Siempre.
Marifé. Mi amiga dulce de mis años primeros en aquella UCV ochentera, donde tu sonrisa y alegría serena fue siempre tu carta de presentación. Marifé. Recuerdo tu caminar sigiloso y tu voz de tierna niña, que escondía talento y firmeza de ideas, centrada en tu proyecto de vida y profesión.
Marifé, cómo no tenerte en los recodos de mi memoria, en aquellos episodios juveniles que marcaron nuestro paso por la Universidad: detallista y fina en tu verbo voz, en tu verbo escrito y en tu forma particular de tratarnos a todos.
Compartimos vivencias y momentos, incluso con tus padres y hermanos, en aquel pequeño comercio de loterías. Luego, con tu amado Fernando compañero y esposo, sellamos una amistad sincera, basada en el respeto y el sano compartir. Al tiempo ya graduada, celebramos y disfrutamos en silencio tu triunfo profesional, en ese diario referente El Nacional de los 90, donde desarrollaste todo tu potencial y dejaste huella con tu trabajo de relacionista público.
Te recuerdo María Fernanda Marifé pequeña y grácil, en tantas situaciones, viajando todos a un fin de semana de paseo en El Junquito y compartiendo vivencias y travesuras en los jardines de la UCV. También con tu traje de gala en tu matrimonio, con tu serenidad y paciencia mostrándome cómo de sencillo era moverse por los rincones de las computadoras, y luego dándonos instrucciones cuando me tocó junto a Fernando pintar aquel primer apartamento que compartiste con él en el centro de Caracas.

Lo que sí no recuerdo fue la despedida, el momento final en que te vi llena de vida, antes de tu primer embarazo.
En enero de 1991, cerré la puerta Capitalina y me trasladé a tierras orientales, para no verte más, y solo tener noticias breves de ti y tu esposo, mi amigo el inquieto y extrovertido Fernando. Pero a la distancia disfrutaba de tus triunfos y me sentía orgulloso de saber que aquellos extraordinarios proyectos de El Nacional, con los niños, con los estudiantes, comunidades e instituciones tenían tu huella, organizadora y creativa.
Antes de la infausta noticia de tu temprano adiós de este plano terrenal, jamás me había imaginado que lamentablemente ya me había despedido de ti con mucha anticipación, 13 años sin estar allí en la cercanía contigo, con tus hijos y Fernando.
Lo importante sin embargo, es que tienes lugar de privilegio en mis recuerdos y que tu voz dulce, suave y tu sonrisa siempre están allí presentes, cada vez que en mi memoria y sueños me retornan a los pasillos de la UCV, a su comedor, a su biblioteca, al boulevard cercano, a tu hogar primigenio, a tu primer y exitoso trabajo como profesional y a esa vida de afecto que te tocó junto al inquieto Fernando.
Y nunca olvido la primera felicitación que me diste cuando al año de conocerte cumplí en Caracas mis 18 años de vida.
Te devuelvo el mensaje a ti dónde estés y a los tuyos, Amiga. "Por tu paz, por ti, por lo hermoso que irradiaste, te tendré presente, porque y a pesar de los episodios de salud que te tocó vivir. Tus días fueron sueños que se hicieron realidad".
Luis Alberto Fuenmayor Ferrer
La vi, la sentí, la conocí. Y fui entendiendo poco a poco, cómo es ese proceso de saber cómo una persona no sólo va entrando a tu espacio, a tu vida, sino hasta a tu propia alma. Allí en ese ambiente tan desconocido llamado alma, Marifé, la hormiguita humana que se hizo amiga, se alojó para siempre.
No se quedó en mi memoria, no en mis recuerdos, se quedó en esa particular nebulosa vital que es mi alma. Allí donde sólo flotan los seres queridos que me han brindado parte de sus días, parte de su vida. Se me quedó, así como era, con ese caminar que más bien era una danza de ritmo lento; con esa sonrisa dulce, tan dulce como la palabra de aliento para filtrarte un consejo. Se me quedó para siempre su mirada vivaz y alegre. No se fue nunca.

En la Tesis, Trabajo de Grado, que tuvimos la oportunidad de desarrollar juntos en la UCV, decidimos dedicarnos a nosotros mismos unas frases. Ella, María Fernanda escribe: "A la sombra de Luis Alberto". Y mi persona: "A la sombra de Marifé". ¿Saben por qué? Pues ella y yo habíamos entendido que nuestras sombras, esas figuras que distorsionadas por la luz y agazapadas en alguna parte, cuando la oscuridad nos arropa, siempre está ahí. Las sombras son esa compañía constante o tal vez, más complejo aún, somos el reflejo de ellas.
En fin, ¿cuándo vuelve María Fernanda a nuestras vidas? Como diría Rubén Blades en su tema Desaparecidos, cada vez que la trae el pensamiento.
Te recordamos Marifé y tú lo sabes, amiga.
Cien años por Raúl Tortoza
Cuando uno se va de su país, deja tantas cosas, que luego, con el pasar de los días, te das cuenta que no podías traerlas contigo así fuesen parte importante de tu vida. En mi caso lamento no tener conmigo mis fotos. Y es que ellas ilustran cada parte de mi paso por esta tierra, como es el caso de mi historia en la Universidad Central de Venezuela, especialmente en la Escuela de Comunicación Social.
Allí viví e hice recuerdos que definen el hombre que hoy en día soy. Y es que precisamente en esas fotos tengo rostros de aquellos jóvenes que hoy son profesionales, madres y padres de familia.

Familias que seguramente tendrán en su ADN la carga emocional de tener torrentes sanguíneos de nuestro paso por la casa que siempre vence las sombras y de haber compartido y vivido con esas caras risueñas, ávidas de conocimientos y emociones como lo fue María Fernanda Ramallo por ejemplo.
Y aunque aquí en Viena, Austria, son las siete de la mañana y un recordatorio de Fernando Peñalver desde Chile, me devuelve a más de 20 años atrás, viene a mi cara esa sonrisa al recordar a una María Fernanda Ramallo con su braga de jeans, sus zapatos de goma blanco y su perfecta caligrafía en todos sus apuntes.
De nuestro variado grupo siempre fue la organizada, la meticulosa, la que entendía a cabalidad los planteamientos filosóficos del profesor Mario Benavente o la que sabía redactar como lo exigía la mano de hierro de la profesora de Castellano, Andrea Herrera. María Fernanda fue la primera en entregar tesis de grado y no cualquier tesis.
Ella, junto a Luis Alberto Fuenmayor, puso el listón lo más alto posible al realizar un trabajo de Renny Ottolina. Fue la primera en hacer pasantías en el mejor periódico para todos nosotros, "El Nacional". La primera en casarse con otro de los nuestros, Fernando Peñalver. La primera en llevarme a una boda en la casa parroquial de los Chaguaramos. La primera en darme paella hasta más no poder en su matrimonio allá por una agencia de festejos ubicada por la Rómulo Gallegos y fue la primera, de nuestro grupo, que partió en un viaje sin retorno, dejando dos seres maravillosos en este plano, historias sin concluir, cuentos de nunca acabar.
Por eso, para mí que fue y qué es lo más importante dentro de cien años o menos, haber vivido hechos tan importantes y especiales como el recorrido que hice en esta vida con personas como María Fernanda Ramallo. Seguramente nos volveremos a reencontrar y ella estará con mi papá disfrutando de ese sabroso lebranche que él preparaba allá en un edificio de Menca de Leoni. Seguramente me saludará con esa hermosa sonrisa y me dará ponqué de chocolate que su mamá siempre hacía en su casa de Sabana Grande.
Mireya Tabúas
A María Fernanda la conocí en la escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela. Luego, trabajamos juntas en El Nacional. En ambos lugares se destacó: fue buena estudiante y buena, muy buena, trabajadora. Aunque no laboró, como tal, en la redacción del periódico, sí lo hizo en un área crucial para la empresa: Estrategia y Negocios.

Empezó muy jovencita y, en 17 años de labores, se fue haciendo camino en las relaciones públicas del periódico, así como dirigiendo valiosos proyectos como "El Nacional en el Aula", hasta alcanzar los más altos cargos gerenciales. La recuerdo en el edificio de Puerto Escondido, andando de aquí para allá como una hormiguita incansable, siempre de buen humor, con esa sonrisa espléndida que llenaba toda su cara.
La recuerdo pequeñita y delgada, de punta en blanco, organizando que todo quedara impecable en los aniversarios del diario. La recuerdo inteligente, sensible, buena compañera, querida por todos. También la recuerdo, más allá del periodismo, como una mamá amorosa y pendiente de sus chamos. Su muerte temprana sorprendió a quienes la quisimos, admiramos y respetamos. Sin embargo, tal fue su legado que un premio de El Nacional lleva su nombre. La gente buena no se olvida.
Hercilia Garnica
Con María Fernanda tuve la dicha de compartir en las aulas de clase de la UCV y luego en la redacción de El Nacional. En ambos lugares me encontré con la misma Marifé de cintura diminuta y aparente fragilidad. Ahora me doy cuenta que muy probablemente yo confundí esa delicadeza de Marifé al hablar, al moverse, al caminar con fragilidad y creo que María Fernanda era todo lo opuesto a una persona frágil.

Recorte de prensa de El Nacional (abril de 1988): de izquierda a derecha aparecen Inger Pedreañez, Marifé y Hercilia "La Negra" Garnica)
Recorte de prensa de El Nacional (abril de 1988): de izquierda a derecha aparecen Inger Pedreañez, Marifé y Hercilia "La Negra" Garnica)
Recuerdo el día que Marifé se acercó a mi puesto en la redacción, en el primer piso de la sede de El
Nacional en Puente Nuevo a Puerto Escondido. En ese tiempo María Fernanda trabajaba en otro departamento, pisos arriba, en el área de relaciones públicas. Ese día, tan elegante y discreta como siempre, Marifé me sorprendió con una confesión.
Me dijo, palabras más, palabras menos, que tuvo que pedirle a su familia, y también a algunos amigos cercanos, que dejaran de ser discretos y prudentes, que dejaran de ser tan cuidadosos, y que, por el contrario, se lanzaran a conocer a su hijo Gabriel Armando, que lo amapucharan y amaran como de seguro lo sentían, pero que necesitaba que lo expresaran sin tanta cautela, sin tanta contención.
La familia y los amigos cercanos temían incomodar o perturbar a Gabriel que nació con hidrocefalia, y esos cuidados excesivos que Marifé apreciaba, de alguna manera también se convertían en una barrera para el amor. Le di un abrazo sostenido y fuerte a María Fernanda y ese día entendí un poco más sobre la trascendencia, la incondicionalidad, el amor! Descansa en paz querida María Fernanda!
Miguel Henrique Otero Castillo, editor de El Nacional
María Fernanda Ramallo era una extraordinaria persona. No hay nadie en el Nacional que no la recuerde con cariño, con aprecio y que no respete su figura. Ella representó algo muy importante en la historia del Nacional, que tiene que ver con la unión entre la parte gerencial y la parte redaccional.
Eso que parece obvio no era obvio. En el Nacional, históricamente, la redacción y la administración, o sea, la gerencia, eran como ejércitos contrarios. Y María Fernanda, que trabajó conmigo mano a mano, logramos que la noticia empresarial, la noticia gerencial, fuera una noticia. No como decía la gente, eso es palangre. No, ella la convirtió en una noticia con un equipo.

Yo creo que eso es una etapa muy importante en el Nacional, porque además logramos superar aquello que era un poco el complejo ante El Universal, que era el periódico empresarial, el periódico conservador, y El Nacional era como el periódico progresista de izquierda. Pero con ese tratamiento de la noticia empresarial, con criterio gerencial, algo que El Universal nunca hizo, por cierto, pues logramos superar ese complejo y al final pasamos a nuestro competidor en publicidad. Eso fue muy importante. Yo creo que el papel de María Fernanda fue fundamental en ese proceso, y todos lamentamos su desaparición. Era una gran mujer, una gran profesional, alguien que todo el mundo apreciaba muchísimo.
Palabras al Cielo por Sefe García Ramallo
“Veinte años no son nada” Reza una vieja canción. Hoy querida Marife quiero contarte cosas que han pasado desde que partiste.
Aquí todo ha sido novedad. El tiempo ha transcurrido y hay algo que no va; tu ausencia que nos pesa. La verdad la ausencia de Muchos que no volverán.

La vida continuó: Fernando y tus Hijos partieron a otros destinos, con más abundancias y nuevos amores. Y sin grandes disturbios caminan en paz.
Los que permanecemos aquí, esperamos grandes transformaciones: abundará la comida, brillará la luz todo el año, a través de los meses siempre será Navidad, volveremos a ser tierra fértil.
¿Ves querida Marifé? Si estuvieras aquí inventariamos algo para reírnos ahora, para seguir adelante, para seguir añorando, me consolarías, te consolaría.
Ya este año se va y otro nuevo empezará y yo seguiré soñando que sigues sonriendo, que sigues luchando y que entre nosotros estas. Ya este año se va y sumará otro con sus alegrías y pesares, con sus ausencias
y arribos, y sumará otro a los “Veinte años que no son nada”.
"Tu puedes llamarme señor"
José Andrés Esté
Hago una pausa en mi quehacer atendiendo a la gentil invitación que me hacen Fernando, buen amigo a pesar de la distancia y de Gabriel que amablemente nos ha puesto en contacto después de tantos años.
Recordar a María Fernanda es siempre para mi un momento de alegría pero sensible por su partida temprana.
María Fernanda y yo nos conocimos en tercer año de Bachillerato, allá por 1978, en el Liceo Fernando Peñalver, en Campo Alegre, Caracas. Son pocas las veces que el nombre de un liceo va tan lleno de un presagio y coincidencia imposible de calcular.

Boulevard de Sabana Grande a finales de los años 70 del SXX.
Boulevard de Sabana Grande a finales de los años 70 del SXX.
Aquellos eran los tiempos de Carlos Andrés Pérez, de una sociedad todavía ingenua y algo despreocupada, de Pedro Navaja y de juegos de pelotica e’goma en cualquier plaza o calle. Era mi primer año en aquel liceo y estaba lleno de dudas e incertidumbre pero supongo que nuestros días discurrían como los de cualquier muchacho a los 15 años de edad.
Conocí a María Fernanda gracias a Josefina, una chica que me gustaba. Caminaban juntas al salir de clase y yo iba con ellas. Dejábamos a Josefina primero y seguíamos los dos, ella a casa y yo a tomar el por-puesto. Fue así como aquella amistad se forjó con Marife, paso a paso entre Campo Alegre y Sabana Grande. Recuerdo su tono alegre, su voz fina, su humor inquebrantable a prueba de dolencias o dificultades. Marifé era pequeña y frágil, que, ¡cuidado! son virtudes cuando la mente es despierta y el criterio es firme.
Recuerdo que era además buena estudiante, competíamos por sacar buenas notas. Ella siempre ganaba. Recuerdo ser siempre bien recibido en su casa y con los años sentirme entre familia.

Marifé en sus mocedades, por la época en que caminaba con José Andrés Esté desde Campo Alegre a Sabana Grande (Foto Colección Familiar Candelaria Ramallo)
Marifé en sus mocedades, por la época en que caminaba con José Andrés Esté desde Campo Alegre a Sabana Grande (Foto Colección Familiar Candelaria Ramallo)
Las circunstancias fueron que al terminar tercer año mis padres me enviaron a Canadá a terminar el Bachillerato. Marifé seguiría al liceo Gustavo Herrera, lugar donde yo siempre quise estudiar (terminó en La Consolación de La Florida, Nota del editor). Dejaba a mis amigos al marchar: Jesús, que siempre tuvo gran afecto por Marifé, sigue siendo alguien muy querido. María Pía y su esposo que se conocieron entonces, Modesto y muchos otros que alegraron mis días de entonces y mis recuerdos de hoy. Y Marifé, por supuesto.
En aquellos tiempos no había email, ni medios electrónicos, nada era instantáneo o veloz. Todo confabulaba para que la distancia y el tiempo llevaran al olvido a un par de muchachos, pero no fue así. María Fernanda y yo mantuvimos contacto ¡por carta y correo postal! Nos contábamos venturas y desventuras, puestas al día, avances médicos que triunfaron para aquel momento. Cuando yo regresaba a Venezuela, sin falta quedábamos para vernos. Con el tiempo maduramos, hablábamos de política, de incertidumbre, de futuros, tiempo después de aquel novio con nombre de liceo, de aquella novia que fue mi tortura. De su compromiso con el periódico de los niños y su trabajo en El Nacional que la llenaba de orgullo y satisfacción. Una vez me dijo al iniciar yo posgrado y marcharme a Bélgica “de aquí en adelante te tendré que llamar doctor”, no, por favor dije yo jocosamente, “tu puedes llamarme señor”. Aquello quedó en mi memoria porque tuvo gracia entre dos amigos. Esas cosas, después de 30 años de carrera y de vida hospitalaria cada vez que alguien me llama doctor recuerdo aquella anécdota.
Viviendo ya en Barcelona, España, recibí la triste noticia de su partida. Se donde estaba yo y que hacía en aquel momento. Eso que ocurre cuando pasan cosas que marcan definitivamente.
De cómo fuimos siempre amigos, bordando finamente para que nuestra amistad fuera solo eso, no lo sé, ocurrió así y fue muchísimo. Nunca supe, confieso, porque no la quise de otra forma, y contento estoy de que haya sido así porque fue y sigue siendo mi grandísima amiga que extraño y recuerdo con nostalgia e infinita gratitud.





















María Fernanda Ramallo Melián el día de su primera comunión (Foto colección familiar Candelaria Ramallo)
María Fernanda Ramallo Melián el día de su primera comunión (Foto colección familiar Candelaria Ramallo)

María Fernanda y Héctor Miguel Ramallo Melián (Foto colección familiar Candelaria Ramallo)
María Fernanda y Héctor Miguel Ramallo Melián (Foto colección familiar Candelaria Ramallo)

Mamá sí es bonita (Foto en Disney de Gabriel Armando Peñalver Ramallo)
Mamá sí es bonita (Foto en Disney de Gabriel Armando Peñalver Ramallo)

Marifé, la Ejecutiva, vicepresidenta de Cuentas Clave de El Nacional
Marifé, la Ejecutiva, vicepresidenta de Cuentas Clave de El Nacional

El viaje imaginario a París de Mamá y Gustavo Andrés (Foto IA de pedrotorrealbaii )
El viaje imaginario a París de Mamá y Gustavo Andrés (Foto IA de pedrotorrealbaii )

6 de enero de 1990, Salón de Festejos en Los 2 caminos, tras la Boda eclesíastica el Día de Reyes en la Parroquia Universitaria. El novio tuvo el detalle de llegar después de la novia.
6 de enero de 1990, Salón de Festejos en Los 2 caminos, tras la Boda eclesíastica el Día de Reyes en la Parroquia Universitaria. El novio tuvo el detalle de llegar después de la novia.

Un día, a la tranquila, en Santa Rosalía. Aquel departamento fue nuestro primer hogar de gente grande
Un día, a la tranquila, en Santa Rosalía. Aquel departamento fue nuestro primer hogar de gente grande

Un día en la "Ciudad que nunca duerme". Foto IA de pedrotorrealbaii
Un día en la "Ciudad que nunca duerme". Foto IA de pedrotorrealbaii

Gabriel Armando Peñalver Ramallo, nuestro primogénito, en su amado colegio Salesianos de Sarría
Gabriel Armando Peñalver Ramallo, nuestro primogénito, en su amado colegio Salesianos de Sarría

Sonia "Tata" Melián de Ramallo, Gabriel Armando Ramallo y Aniceto Ramallo en la recordada agencia de lotería Los Ángeles de Sabana Grande, Calle Negrín.
Sonia "Tata" Melián de Ramallo, Gabriel Armando Ramallo y Aniceto Ramallo en la recordada agencia de lotería Los Ángeles de Sabana Grande, Calle Negrín.

Gustavo Andrés Peñalver Ramallo en la Ciudad Eterna, Roma, Italia. Foto Andreína Camargo Pereira
Gustavo Andrés Peñalver Ramallo en la Ciudad Eterna, Roma, Italia. Foto Andreína Camargo Pereira

Con esta foto, María Fernanda acompañó su inscripción el Colegio Nacional de Periodistas. Fue la agremiada 5742. Foto Cortesía CNP - Ivonne Andara
Con esta foto, María Fernanda acompañó su inscripción el Colegio Nacional de Periodistas. Fue la agremiada 5742. Foto Cortesía CNP - Ivonne Andara

Gustavo Andrés Peñalver Ramallo en Roma, Italia (Foto Andreína Camargo Pereira)
Gustavo Andrés Peñalver Ramallo en Roma, Italia (Foto Andreína Camargo Pereira)

Foto en Candelaria: Gustavo Andrés, Fernando Rafael y Gabriel Armando Peñalver (Foto Ana María Linares)
Foto en Candelaria: Gustavo Andrés, Fernando Rafael y Gabriel Armando Peñalver (Foto Ana María Linares)
Gustavo Andrés Peñalver Ramallo en la Capilla Sixtina de El Vaticano
Gustavo Andrés Peñalver Ramallo en la Capilla Sixtina de El Vaticano

Gabriel Armando y Jennifer van a dar de qué hablar en los tiempos por venir. Dios los bendiga, hijos.
Gabriel Armando y Jennifer van a dar de qué hablar en los tiempos por venir. Dios los bendiga, hijos.

María Fernanda Ramallo en Maracaibo en una preventa de El Nacional, junto a su #partnerincrime María Rosa Velandia
María Fernanda Ramallo en Maracaibo en una preventa de El Nacional, junto a su #partnerincrime María Rosa Velandia

Rubén José Pereira, Gabriel y Gustavo Peñalver Ramallo en sus andanzas por la vida
Rubén José Pereira, Gabriel y Gustavo Peñalver Ramallo en sus andanzas por la vida
Italo Atencio (@italosatencio en Instagram) es un reputado consultor gerencial. Formó parte del equipo denominado los #maveseros que llevaron a El Nacional y que fueron captados por la magia de Marifé
Italo Atencio (@italosatencio en Instagram) es un reputado consultor gerencial. Formó parte del equipo denominado los #maveseros que llevaron a El Nacional y que fueron captados por la magia de Marifé
Enzo Da Amore, un profesional y un amigo incondicional. Recordó los mensajes de T-Motion con María Fernanda, era la etapa previa a los Whatsap
Enzo Da Amore, un profesional y un amigo incondicional. Recordó los mensajes de T-Motion con María Fernanda, era la etapa previa a los Whatsap
Marifé en sus propias palabras

Alguna vez fuimos 4 en casa. Foto archivo familiar Candelaria Ramallo
Alguna vez fuimos 4 en casa. Foto archivo familiar Candelaria Ramallo
"A Gabriel se le quedaron los lentes, mamá"
Hola Fer:
Gracias por escribir. Es lo primero que estoy leyendo ahora en la mañana. Son las 8.50 y el día ha comenzado en poco agitado. Vicente como siempre llegó muy temprano y como ayer ya estábamos en la escuela a las 7.30 am, esperé un poquito hoy para salir. Me daba lástima con Gustavito que se quedará tan tempranito en el salón. ¡Pero definitivamente Murfai o como seescriba existe!
Cuando íbamos a mitad de camino a la escuela, a eso de las 7.35 am, Gustavo dijo : "Gabriel no tiene los lentes'' y zas comenzó la odisea. Nos devolvimos, llamé a mi papá y le pedí que nos esperara en la acera de enfrente. La vuelta nos tomó casi quince minutos, porque nos agarró cola.
Cuando llegamos el abuelo había subido porque nos esperó diez minutos y no llegábamos, había fiscales por lo que no podíamos pararnos a esperarlo.
Así que nos metimos en la callecita de la jefatura, llamé nuevamente y papá volvió a bajar. Finalmente llegamos tarde a la escuela y el Gabo tuvo que quedarse afuera, sin oír la matemática divertida.
Como ves de cualquier manera somos un desastre contigo o sintigo, pero honestamente prefiero que compartamos nuestros desastres.
Hoy es el examen de matemática, el Gabo estudió confío en que todo va a salir bien.
Ayer pasé un sereno y tranquilo cumpleaños, sin tí y no me gustó. Creo que ya es inevitable que nos pongamos viejitos juntos, ni modo.
Carmen Elena y las gerentes de recursos humanos -léase Beatriz, Liliana y Lisbeth- me invitaron a almorzar y hasta hicieron esa cosa horrible que es poner a los mesoneros del restaurant a cantar cumpleaños (idea por supuesto
de la Carmela), después en la tarde los muchachos de la oficina me tenían una torta. Me quedé calladita para que la menor cantidad de gente se enterará, los cumpleaños son para pasarla con quienes de verdad nos quieren y yo sé que no soy precisamente monedita de oro en todo este edificio.
De cualquier manera doy gracias a Dios por ti, por mis hijos, por nuestra familia y por los amigos que de verdad nos quieren. Te mandaron saludos Yadira, María Gabriela (que después de quince años llamó el día que era y no
una semana después) mi prima Gloria y Ernesto Scheneider.
Te quiero mucho, pásalo regio, disfruta mucho, que de eso se trata la vida.
Creo que podemos sobrevivir lo que queda de semana sin ti, ¡NI UN DIA MAS!
Muchos besitos
Marifé
(11 de abril de 2000)

Un domingo temprano en la mañana, en esa brevísima etapa de casados y sin hijos
Un domingo temprano en la mañana, en esa brevísima etapa de casados y sin hijos
El valor de la amistad
"Entiendo la amistad como uno de los valores y los principios más grandes del ser humano. Hoy presencio con dolor lo que a veces creemos lejano: la diferencia o el distanciamiento entre gente que se quiere por razones políticas, por diferencias de ideas... y eso sí me asusta.
Creo que la vida, para que sea digna y tenga sentido, tiene que basarse en afectos y principios. ¿Y qué anteponer? Los principios sobre los cuales hemos construido nuestra familia son la solidaridad, el respeto a la vida y a las ideas del otro, la amistad, la honestidad, el compromiso y la transparencia. Estoy segura que ninguna relación ni afectiva, ni laboral, ni social puede crecer y progresar si no existe confianza, compromiso, respeto y transparencia. Para compartir afectos hay que compartir principios, en esto no existe alternativa
Por eso hoy estoy tan "estremecida" por sus correos. En el fondo creo que son todos seres muy especiales, si bien, al igual que Fernando, no creo que el camino escogido por quienes hoy nos gobiernan es el adecuado, es el que basado en nuestros principios quisiéramos para nuestros hijos, estoy segura que los tres creen en un país mejor, en un lugar donde se respire paz, justicia social, igualdad de oportunidades.
Quizás la diferencia es el camino para encontrar y construir ese lugar. Prefiero mantenerme ajena a los temas políticos, pero eso de ninguna manera quiere decir que no tenga una posición. Yo voté por el actual Presidente, yo voté por Aristóbulo Istúriz todas las veces que fue candidato a la Alcaldía, jamás sellé una boleta electoral para apoyar a AD o a Copei, pero esto no era lo que esperaba.
No quiero que nadie del pasado ni de este presente decida por mi, ni por mis hijos. Yo quiero que Gabriel y Gustavo, como de hecho lo hicimos, conozcan Boconó, paseen por todo el Estado Trujillo, entiendan las tradiciones y la pasión o las creencias del venezolano en Isnotú ante la figura de José Gregorio Hernández y recuerden que de niños sus padres junto a sus más queridos tíos rezaron por la salud de Gabriel ante la Virgen de Coromoto en Guanare. Pero también me siento feliz de haberlos llevado a Disney o al parque de las Mariposas, de permitirles conocer ese otro mundo, gringo sí, distinto también, con una cultura diferente y una visión del mundo que no siempre compartimos. Yo quiero poder decidir sobre la educación de mis hijos, quiero que Gabriel cultive esa personalidad cuestionadora y analítica, respeto que Gustavo sea menos diplomático, más directo y pragmático. Quiero, en definitiva, que ellos decidan y para eso hemos trabajado muy duro y deseamos mostrarle el mundo de una manera más amplia de la que nosotros tuvimos la oportunidad de vivirlo.
No deseo nada con el pasado, pero me siento profundamente frustrada con este presente. Sin embargo el principio de la tolerancia, ese que es más fuerte que el afecto, logró que Fernando y yo tuviéramos una fuerte discusión acerca de cómo él estaba abordando sus diferencias de pensamiento con quienes sé considera sus amigos. Y es ese fuerte principio: el del respeto, el de la convivencia con otros, ese sabio que señala que es la diversidad lo que logra generar riqueza en el pensamiento el que hoy me impulsa a escribir esta nota.
Ojala y pronto vuelvan a reencontrarse, más allá de que la vida sea una lucha entre clases, razas o ideas, para mi la vida es el encuentro de los afectos
Saludos
María Fernanda
12 de marzo de 2003

María Fernanda en compañía del gran Frank Quintero (el cantaautor la tiene abrazada, qué pasado) y a su izquierda el gran Manuel Sucre, gran líder y gerente de El Nacional
María Fernanda en compañía del gran Frank Quintero (el cantaautor la tiene abrazada, qué pasado) y a su izquierda el gran Manuel Sucre, gran líder y gerente de El Nacional
Gustavo arremetió con todo en Zara
Hola Fer: Qué te puedo decir o contar que no empiece porque estamos fastidiados de que todavía no llegues.
Por fortuna anoche localizamos a Vicente, pudo venirse de Los Roques y llevarnos esta mañana al colegio y al trabajo. Eso me preocupaba, porque además del gasto del taxi, está el corre y corre que significa andar con los dos.
Este fin de semana largo no fue mucho lo que pudimos hacer. El sábado en la tarde estuvo un rato Alí en la casa y jugó con los niñitos. El domingo mi mamá y yo los llevamos a ver Tigger. Pero Gustavo se lució portándose terrible. No tanto en el cine como cuando salimos de él . En Chili's no paró
un minuto, por un momento pensé que alguien vendría a sacarnos de allí, después tratamos de caminar un poco, también para cansarlos porque han estado verdaderamente inquietos, pero que va. Se metió en Zara y arremetió literalmente contra los carriles de ropa que hay en la tienda, agarraba los
zapatos, tocaba las camisas, corría por todo el local... en fin ¡agotadas! a las 6.30 tomamos un taxi de regreso.
Ayer pensamos en ir al parque del Este, pero hubo manifestaciones en toda la ciudad. Los trabajadores, los buhoneros, los taxistas y por supuesto el inicio de campaña de Chávez. La marcha de los chavistas pasó frente a la casa y te juro que duró casi una hora con gente y gente y gente pasando...
Si es por esa marcha, el hombre va a estar en el poder más o menos 25 años. Bueno no era conveniente salir porque la marcha salía de Catia a Petare, por toda la Francisco de Miranda y me parecía de los más imprudente andar entre ese gentío para llegar al parque.
Tus hijos preguntan por tí. Gustavo insiste en que estas paseando, anoche se durmió conmigo y cuando le expliqué que estabas trabajando, me dijo que no quería ir a la escuela sino al trabajo. ¿Qué tal?
Espero que estos tres días pasen rápido para que nuestra vida vuelva a la normalidad. Hoy Gabriel y mi mamá tienen cita con el oftalmólogo, vamos a ver que tal.
Un beso y cuídate mucho, me preocupa ese viaje tan largo en autobús hasta Sao Paulo. Procura enviar una notita hoy
Chao
Marifé